Tema 14: Situaciones de Riesgo en la Conducción

Situaciones de Riesgo en la Conducción

Conducir en situaciones de riesgo requiere adoptar medidas de precaución específicas para cada condición. Aplicar los principios de conducción defensiva, gestionar adecuadamente la velocidad y la distancia de seguridad, y adaptar la conducción a las circunstancias climáticas y del entorno son claves para garantizar un viaje seguro y sin incidentes.

Índice

Zona de incertidumbre

La zona de incertidumbre es un área peligrosa en la que es fundamental conducir con extrema precaución. Se caracteriza por la posibilidad de que otros conductores, peatones o circunstancias imprevistas afecten la conducción, lo que exige mantener una actitud alerta y anticiparse a los posibles riesgos.

En estas zonas, es recomendable reducir la velocidad, mantener una distancia de seguridad adecuada y estar preparado para reaccionar ante cualquier eventualidad.

Conducción preventiva o defensiva

La conducción defensiva se basa en tres principios fundamentales: visión, anticipación y gestión del espacio.

  • Visión: Mantener la vista en el entorno, observando constantemente el tráfico y las condiciones de la vía.
  • Anticipación: Prever posibles situaciones de riesgo y actuar con suficiente tiempo para evitar accidentes.
  • Gestión del espacio: Mantener una distancia prudente con respecto a otros vehículos. Para ello, se recomienda:
    • En zonas urbanas: mantener un intervalo de seguridad de al menos 2 segundos.
    • Fuera de zonas urbanas: aumentar la distancia a 3 segundos.
    • En túneles: incrementar la distancia a 4 segundos.
    • En túneles para vehículos pesados: ampliar aún más la distancia, hasta 6 segundos.
    • En paradas o detenciones: dejar entre 2 y 3 metros con respecto al vehículo delantero.

Toma de curvas

Para tomar una curva de manera segura, es importante frenar antes de entrar en ella y, una vez dentro, acelerar progresivamente sin realizar movimientos bruscos con el volante. Esta técnica ayuda a mantener el control del vehículo y evitar posibles derrapes.

Derrape

El derrape ocurre cuando los neumáticos pierden adherencia con la calzada. Existen dos tipos de derrape:

  • Derrape delantero: En este caso, el vehículo tiende a seguir recto a pesar de girar el volante. Para corregirlo, es necesario girar en sentido contrario al derrape y reducir la velocidad.
  • Derrape trasero: Ocurre cuando la parte trasera del vehículo se desliza hacia un lado. La mejor manera de corregirlo es girar el volante en la misma dirección del derrape.

Las causas más comunes de derrape incluyen:

  • La forma y el radio de la curva.
  • Exceso de velocidad o distribución inadecuada del peso en el vehículo.
  • Uso incorrecto del volante o de los frenos.
  • Mal estado del vehículo (neumáticos gastados, suspensión defectuosa, etc.).
  • Condiciones adversas de la calzada (lluvia, nieve, hielo, aceite en la vía, etc.).

Deslumbramientos

Para evitar el impacto de un deslumbramiento mientras conducimos, debemos:

  • Desviar la vista hacia un punto lateral sin modificar la trayectoria del vehículo.
  • Reducir la velocidad para minimizar el riesgo de accidente.
  • Detenernos si la visibilidad es prácticamente nula.

Cuando dos vehículos se cruzan en una curva con la luz de carretera encendida, deben cambiar a la luz de cruce. El primero en hacerlo debe ser el vehículo que gire a la derecha o el que circule por el interior de la curva.

Conducción con lluvia

La lluvia reduce la adherencia de los neumáticos y disminuye la visibilidad, por lo que se deben tomar precauciones adicionales:

  • La calzada se vuelve más deslizante con las primeras gotas de lluvia.
  • Se recomienda moderar la velocidad y aumentar la distancia de seguridad, ya que la distancia de frenado se duplica.
  • Evitar el uso de la luz de carretera, ya que las gotas de agua reflejan la luz y pueden causar deslumbramientos.
  • Utilizar los limpiaparabrisas y los dispositivos antivaho para mejorar la visibilidad.

Aquaplaning

El aquaplaning se produce cuando el neumático no es capaz de desalojar el agua y pierde contacto con la carretera, lo que genera una pérdida total de control del vehículo. Sus principales causas son:

  • Velocidad excesiva.
  • Mal estado de los neumáticos (desgaste, presión inadecuada, etc.).

Conducción con nieve o hielo

Cuando la carretera está cubierta de nieve o hielo, se deben aplicar medidas de conducción específicas para garantizar la seguridad:

  • Conducir suavemente, sin movimientos bruscos.
  • Circular sobre las huellas de otros vehículos para aprovechar la tracción de la calzada.
  • La distancia de frenado puede multiplicarse por 10, por lo que es esencial aumentar la distancia de seguridad.
  • Utilizar marchas largas, excepto en descensos.
  • Al arrancar, utilizar la segunda o tercera marcha para evitar derrapes.
  • Si el vehículo no dispone de ABS, evitar pisar el freno bruscamente.
  • Se recomienda el uso de gafas de sol para reducir el deslumbramiento por la nieve.

Las cadenas deben colocarse en las ruedas motrices, aunque lo ideal es instalarlas en todas las ruedas. También pueden usarse neumáticos con clavos como alternativa.

Conducción con niebla

Cuando hay niebla, la visibilidad se reduce drásticamente, por lo que es imprescindible:

  • Seguir las marcas viales para orientarse.
  • Tener en cuenta que la calzada estará húmeda y la distancia de frenado aumentará.
  • Aumentar la distancia de seguridad.
  • Moderar la velocidad.
  • Evitar adelantamientos, ya que la visibilidad reducida impide ver con claridad a otros vehículos.

Conducción con viento

El viento puede afectar significativamente el control del vehículo:

  • Viento frontal: Aumenta el consumo de combustible, ya que el motor necesita más esfuerzo.
  • Viento trasero: Puede aumentar la distancia de frenado, lo que obliga a extremar precauciones.
  • Viento lateral: Es el más peligroso, ya que puede hacer que el vehículo se desplace involuntariamente. Es necesario tener especial cuidado al adelantar o cruzarse con vehículos de gran tamaño, ya que pueden generar ráfagas de viento inesperadas.

Conducción con calor

Las temperaturas elevadas también pueden representar un riesgo al conducir:

  • Conducir con temperaturas de 35 grados equivale a tener 0,5 g/l de alcohol en sangre, lo que afecta los reflejos y la capacidad de reacción.
  • El calor provoca fatiga, somnolencia, irritabilidad y alteraciones en la percepción, lo que aumenta el riesgo de accidentes.
  • Se recomienda mantenerse bien hidratado, utilizar aire acondicionado o ventilación adecuada y hacer paradas frecuentes para descansar.
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